EDUCAR HOY: UN RETO
PARA LOS PADRES
Andrés Juan Martínez
Aunque educar
a los hijos no sea tarea fácil, es a los padres a quienes corresponde esta insoslayable
responsabilidad. Los centros de
enseñanza y otras instituciones podrán contribuir a esta misión, pero no todo es delegable. Las
instituciones podrán auxiliar a los
padres en la formación intelectual, cultural, física, ética, estética, moral y
religiosa de los hijos. Los centros de enseñanza, serán fundamentales a la hora de proporcionar a
nuestros hijos una “instructio” de
calidad, pero nunca podrán sustituir a
los padres en la “educatio”. La
familia es la primera educadora. En ella nuestros hijos van
aprendiendo determinados comportamientos e interiorizando actitudes y valores que se proyectarán a lo largo de la vida. Son los
padres quienes tienen el derecho y la obligación de ser paradigmas y guías de
sus hijos. Los padres son los ducadores natos. Es en la familia donde de siembra la semilla del ser persona y se aprende:
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Que hay que ser sinceros, respetuosos y considerados con los demás.
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Que no se puede discriminar a nadie.
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Que las mujeres y los hombres tenemos los mismos
derechos.
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Que no
hay que ser violentos.
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Que hay que ser honrados.
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Que no hay que hacer trampas.
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Que hay
que ayudar y colaborar.
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Que hay que participar y no hacerse el
desentendido.
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Que hay
que trabajar y no ser un vago.
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Que hay que ayudar en la casa y echar una mano a
los padres.
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Que las
cosas hay que hacerlas bien, no de cualquier manera para pasar.
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Que hay que ser responsables.
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Que hay
que esforzarse en el estudio.
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Que no
todo ha de ser divertirse y hacer lo que a uno le plazca.
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Que el
esfuerzo y el sacrificio son valores positivos.
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Que hay que
respetar el entorno y cuidar el
medio ambiente.
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Que en la jerarquía de valores no todo vale igual y que los valores morales, éticos, estéticos, intelectuales
y sociales, están por encima de los valores económicos.
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Que hay que ser persona.
Algunas pautas educativas para los niños
de 2,5 - 3 y 4 años
Estamos ante un
estadio preoperacional - preconceptual.
La función simbólica se manifiesta en el lenguaje y
en el juego. Es una etapa de “oposición”. Ahora tu hijo se va a ir reconociendo
así mismo y va a tomar conciencia de su “identidad”.
Es ”egocéntrico”, rebelde y caprichoso. A los 3 años ya hablará lo suficiente
como para volverte loco con sus “por qué”.
Si la cigüeña le trae un hermanito, las celotipias estarán a flor de piel y responderá con regresiones. Por todo ello, ármate de paciencia.
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No pretendas que tu hijo haga las cosas y se
comporte conforme a criterios de un adulto. No entiende de perfecciones, de lo
que está bien o está mal, ni de lo que
socialmente es correcto o incorrecto. Lo irá aprendiendo poco a poco.
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No le digas “no” a todo ni le prohíbas todo (no
corras, no grites, no llores, estate quieto,
no juegues con eso, no te manches, deja en paz al perro, no hagas eso etc.).
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Déjalo vivir. No lo atosigues. No le exijas más
de lo que es razonable para su edad.
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Piensa que está en una etapa “egocéntrica” y que
tendrá comportamientos, poco admisibles, pero que van encaminados a la
conquistar de su autonomía.
-
No te extrañes ante ciertas conductas poco o nada edificantes. No te alteres.
Mantén la calma. Es frecuente que reaccionen haciéndose el sordo, contestando,
pegando, pellizcando, rompiendo los juguetes, no escuchando, cogiendo
berrinches descomunales, pataleando, gritando, haciéndose el insoportable,
diciendo “no quiero”, “no me gusta” etc. Si el niño observa que te afectan los
berrinches… y que ello te hacen perder los nervios, volverá a repetir estas
conductas para que le prestes atención.
-
No cedas ante las
“pataletas”. Deja que llore, le hará bien.
-
Si entiendes que el niño “se pasa” y que has de poner límites, hazlo con firmeza.
Utiliza la voz y la mirada. No amenaces con castigos irrealizables.
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No trates de quemar etapas. No seas un muro de
contención en el proceso madurativo.
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Encuentra equilibrio entre ser un guía
flexible y un padre que no tolera lo que es intolerable.
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Considera que en la afirmación de su autonomía
van a aflorar estas conductas no deseables. Se paciente
-
Si te ves obligado a castigar, hazlo pero ten en
cuenta que los castigos han de ser “educativos”, razonables, oportunos,
ejemplares y proporcionados a la edad. Explica el porqué de los castigos de
manera que tu hijo lo entienda.
-
Y…paciencia. Mucha paciencia.
En la edad escolar de 6 a
11 años
Entre los 7 y 11 años tu hijo adquiere un pensamiento lógico concreto y va a ser capaz
de utilizar razonamientos ligados a lo real.
Sé razonable, prudente y coherente en tus decisiones. Tu hijo necesita de un
guía cariñoso, a quien se puede recurrir y en quien puede confiar. Sé flexible pero
a la vez y firme cuando la situación lo requiera. No te dejes doblegar.
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Mantén el equilibrio entre permisividad y
autoridad. Lo que permite el padre no lo prohíba la madre y
viceversa. Tened ambos el
mismo criterio en cuanto a
exigencias, alabanzas y reproches.
La autoridad ha de ser proporcionada
en función de la edad, el temperamento y el carácter de tu hijo. No expongas tu autoridad si no es necesario. No
lo exasperes con tus exigencias.
-
No dejes que tu hijo
te conteste de mala forma, que haga
gestos de “pasar” del asunto. Nunca permitas que se te suba a las barbas y menos aún que
llegue a insultarte. Si lo hace es culpa
tuya. La excesiva permisividad y la cómoda actitud liberal del “laisser faire,
laisser paser” se pagan.
-
No lo
sobreprotejas. No le hagas los deberes. Ayúdale pero deja que encuentre las
soluciones por sí mismo. Enséñale a pensar. No te alarmes ante
los fracasos escolares. Déjale correr algún riesgo. Es bueno que vaya
aprendiendo por ensayo, por experimentación, por acierto y
error. Los éxitos son buenos
pero el saber encajar los fracasos es más importante para
la vida.
-
No le des todo lo que te pide. Que aprenda a no tener.
Que se olvide del “tengo
derecho". Si pone mala cara, ya la pondrá buena. No te ablandes. No lo
destruyas consintiéndole todo. Piensa que es por su bien.
-
Haz que tu hijo
entienda e interiorice que tiene la obligación de prepararse. Que
para ello tiene que
estudiar. Que el trabajo, el
esfuerzo y el sacrificio son valores positivos. Que el trabajo es un
deber. Que también debe divertirse para
lo cual ha de organizar su tiempo y
conjugar el trabajo con la
diversión.
Procura que tengan una habitación o lugar adecuado y agradable para
estudiar, jugar etc.
-
Dale pautas para
que organice su tiempo de forma
equilibrada entre el estudio y otras actividades (ayudar a los padres, ayudar y
orientar en los deberes a un hermano menor, hacer deporte, salir con los amigos, jugar, tiempo para los
“hobbies”,..) pero no se lo organices
tú. Que lo haga él para que lo asuma
voluntariamente y así vaya adquiriendo
hábitos de autodisciplina, autocontrol y
responsabilidad.
-
Date a obedecer. No
puedes dejar que el hogar se convierta
en la casa de “tócame Roque”. En la familia hay unas reglas que hay que
cumplir. Tu hijo deberá participar
en determinar dichas reglas y asumir las
consecuencias en el supuesto de transgredirlas.
Que se percate de que en la casa también hay otros y que no debe
acaparar siempre en primer lugar. Hazle entender que no es el ombligo del mundo y que no puede
hacer lo que le dé la real gana, como le dé la gana y cuando se le antoje.
-
No
compares a tu hijo con sus hermanos, ni para bien ni para mal. Cada uno es como
es y no tienen por qué ser iguales. Si su hermano es más sobresaliente, reconoce también sus éxitos pues lo ayudarán
a superarse. No lo hundas haciendo comparaciones odiosas.
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Enséñale a racionalizar el tiempo de la TV. Qué él mismo
lo organice. Indícale los programas
asequibles. Instala un filtro, no todo es adecuado. Haz que vaya aprendiendo a
tener una a actitud crítica. Que aprenda a discernir.
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Enséñale
que en la calle y en la escuela, ha de
ser un buen compañero para todos, sin discriminar a nadie. Que ha de jugar con todos. Que no
debe hacer a los compañeros lo que no quiere que le hagan a él. Que ha de participar y mediar en la
resolución pacífica de los
conflictos.
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Adviértele que no debe ser el odioso
“marisabidillo”. Si obtiene buenas notas en el colegio, que no las
airee. Los “talentosos”
exhibicionistas apestan. Si tu hijo
tiene altas capacidades o es
superdotado, mejor que mejor. Pero que
él no se tenga por tal. No presumas delante del chico de sus excelencias.
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Proporciona a tu
hijo una comida saludable. Que aprenda a comer de todo. Que tenga horario para
comer y que evite las golosinas a
deshora.
-
Quiérelo mucho,
demuéstraselo una y mil veces. Si has de
castigar, no llegues al castigo físico. Es muy humillante. Tampoco pierdas el control gritándole, es
contraproducente y no sirve de nada. Convéncele con explicaciones, razonando
los “por qué” de su conducta incorrecta. Convéncele con el ejemplo. No pegues a
tu hijo. Has de inventar otras fórmulas.
En la adolescencia
A los 11-15 años aparecen cambios
anatómicos y fisiológicos (pubertad:, niñas antes) debidos a las hormonas
sexuales (testosterona, progesterona y estrógeno), y se producen adquisiciones
nivel afectivo y social. Todo ello conlleva sustanciales cambios en las
conductas, comportamientos y actitudes y
aparecen nuevas necesidades.
Características:
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Pensamiento lógico formal, reversibilidad
operatoria muy potenciada, capacidad de abstracción,
combinatoria, formular hipótesis, juicio crítico, reflexión sobre sí mismo.
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Aparecen nuevos intereses y es capaz de comprometerse con ideales.
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Mayor curiosidad por lo que le rodea.
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Nuevas inquietudes intelectuales y búsqueda de
respuestas.
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Toma de conciencia de los valores morales y
religiosos.
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Necesidad de afirmar su “yo”. Ser inédito.
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Importancia de la vida afectiva. Episodios de
inquietud, inseguridad, angustia.
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Hiperemotividad. Dificultades para tolerar sus
frustraciones: aspecto físico, familia,
resultados académicos, amistades… A
veces aparecen sentimientos de culpabilidad, tristeza, abatimiento, impotencia.
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Precipitación en las decisiones. Contradicciones
frecuentes, conductas extrañas y comportamientos y actitudes exageradas.
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Conductas reactivas: contestación, actitud
crítica, disconformidad y a veces conducta disruptiva en clase.
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Independencia, libertad, rebeldía contra la
autoridad. Contestación a los padres.
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Necesidad de identificarse con alguien.
Imitación de algún ídolo. Búsqueda de modelos.
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Inseguridad. Autoconciencia de indefensión ante
sus debilidades. Preocupación por la imagen. Amistad. Necesidad de tener
amigos. Necesidad de compartir, de estar integrado en el grupo,
pandilla, pareja confidente, mundo de los secretos.
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Identidad y exploración sexual. Atracción física hacia el otro sexo. Deseo
sexual.
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Gran desarrollo del mundo afectivo y de la
emotividad. Enamoramiento.
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Búsqueda de respuesta a los intereses profesionales y
vocacionales.
Algunas pautas educativas:
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Mismo mensaje del padre y de la madre: ordenes,
aprobaciones, castigos…
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Ejemplo y coherencia entre lo que le exigimos y
lo que hacemos nosotros.
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Enfoque educativo hacia el mundo de los valores.
No sólo prestigio, dinero, poder, admiración.
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Incúlcale la importancia del estudio, del trabajo,
del esfuerzo y del sacrificio.
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Procura que interiorice un gran sentido de la
responsabilidad. Ha de tomar conciencia de las consecuencias de sus actos:
rebeldía, malas notas, falta de respeto, incumplimiento de la reglas del hogar.
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Ha de ayudar a los padres y hermanos en sus tareas.
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Encauza su vida emocional y sexual. Háblale en
un clima de confianza.
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No le des
expectativas inalcanzables. Ha de tener conciencia de sus limitaciones
personales y familiares.
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No lo sobreprotejas. Ayúdale pero no se lo hagas.
-
Crea un clima de confianza pero…cuidado, no
eres un “compi”.
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Permítele progresivamente más libertad (salidas, horas
de de llegada etc). Que él mismo se autoprograme.
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Has de saber dónde, cómo y con quien pasa el
tiempo libre. Quienes son sus amigos. Cuáles son “hobbies” y diversiones. Haz una vigilancia prudente y adviértelo y corrígelo en caso necesario.
-
Ante posibles reacciones provocativas,
insinuaciones ofensivas, faltas de respeto, has de ser contundente. Aquí tolerancia “cero”. No le amenaces con
castigos incumplibles, no hagas aspavientos,
no le grites, no le pegues. Demostrarías
que has perdido el control.
-
Enséñale a mostrar un espíritu crítico frente a los medios de
comunicación social: TV. prensa, radio,…
-
Anímale a practicar alguna actividad deportiva.
Le vendrá bien como válvula de escape.